"Emprender no es montar unicornios" – Una mirada distinta al emprendedor
“El emprendedor no nace, se hace”
Todos tenemos una idea más o menos clara de lo que es una persona emprendedora. O eso creemos. Basta con que alguien diga “emprendedor” y se nos aparece en la mente esa figura con café en mano, móvil en la otra, energía inagotable y una app revolucionaria en marcha desde el salón de su casa. Pero la realidad… bueno, la realidad no siempre lleva filtros de Instagram.
Porque, si lo piensas, emprender es como lanzarte a una piscina sin saber si hay agua. Con suerte, hay. Pero igual hay que llenar la mitad en el camino. Eso sí: no todo emprendedor lleva corbata ni habla en inglés de negocios. Y no hace falta tener 23 años ni haber salido en Forbes para serlo.
De hecho, aquí estoy yo, dándole vueltas a ideas, intentando encontrarle forma a los proyectos, organizando recursos como si fuera una maga del Excel… y sí, eso también es emprender. Emprender es tener una idea, querer hacerla realidad y atreverse, aunque tiemblen un poco las piernas.
Pero vayamos con algunos mitos, que los hay... y muchos:
"El emprendedor nace, no se hace."
Claro, como si fuera un superpoder. Sí, hay personas que tienen más chispa o iniciativa, pero la mayoría se forma, se equivoca, aprende y vuelve a intentarlo. Nadie viene de serie sabiendo cómo montar un negocio viable."El emprendedor ama el riesgo."
¿Perdón? ¿Quién ama el riesgo? Lo que amamos es la posibilidad de que una idea funcione, de ver que algo que empezamos toma forma. Pero el riesgo está ahí como invitado no deseado. Y se gestiona, se calcula, se minimiza. Nada de lanzarse sin red como si esto fuera Hollywood."Busca el poder absoluto."
Otro clásico. Emprender no es ser un dictador de escritorio. Una persona emprendedora debe tener visión y liderazgo, sí, pero también sabe que un buen equipo no se lleva a gritos. El poder de verdad está en saber sumar ideas, no solo mandar."Lo hace solo por dinero."
Sí, claro que queremos que el proyecto sea rentable, que para eso se emprende… pero también hay pasión, propósito, ganas de cambiar algo, de aportar. El dinero es un motor, no la única razón."Tiene que ser joven y con energía."
¿Y qué pasa con quien tiene 45 años, experiencia, sabiduría y muchas ganas de empezar algo nuevo? El emprendimiento no tiene edad, tiene impulso. El impulso puede llegar a los 20, a los 50 o después de una crisis existencial."El talento triunfa rápido."
¿Y la constancia? ¿Y el aguante? ¿Y las horas de corregir errores? El talento ayuda, sí, pero el éxito llega cuando el talento se mezcla con paciencia, trabajo y una pizca de suerte.
“El talento”
Porque, al final, una persona emprendedora es quien identifica una oportunidad y se lanza a convertirla en algo real, sin importar su edad, su carrera o si lo hace desde un garaje o una oficina bonita.